LA FORMACIÓN DEL DOCENTE QUE SE REQUIERE EN LA ERA DE LAS NUEVAS
TECNOLOGÍAS
Las nuevas tecnologías de la información y comunicación han provocado grandes cambios en la sociedad contemporánea, denominada hoy como la sociedad de la información y el conocimiento. Estas tecnologías se usan en todos los campos del saber y han facilitado la vida a muchas personas, no solo en el campo laboral sino también en la vida diaria, por lo que su uso en la educación, también se hace necesario. La implementación de herramientas de aprendizaje basadas en las TIC, se presenta como una alternativa innovadora que, al hacer buen uso de ellas, puede mejorar el trabajo en el aula haciendo más dinámico el proceso de aprendizaje.
Es claro entonces, que el uso pedagógico de Tecnologías de Información y Comunicación, favorecen el aprendizaje de los estudiantes, debido entre otras cosas, a la diversidad de formatos en que puede presentarse la información y el conocimiento a los educandos, pero ante esto, surge un interrogante, ¿Cómo está la formación de los docentes sobre las TIC y que tanto uso le dan a estas tecnologías en el proceso de enseñanza?
Hoy en día el mundo requiere mejores docentes para responder a la demanda que la era de la información exige a la sociedad y a la educación en particular. En este escenario se plantea la necesidad creciente de que los docentes, estén en condiciones de aprovechar los diferentes recursos tecnológicos para incorporarlos en forma efectiva en su práctica docente y desarrollo profesional, para manejar un mejor desempeño y competencia (Valdivieso 2010).
Las condiciones y necesidades de la sociedad, exigen que el docente eduque acorde a la realidad actual, y para poder hacerlo, se hace indispensable que esté preparado, que sea conocedor de las herramientas que le ofrece la tecnología, que sepa usarlas tanto en su cotidianidad como en su labor educativa, dándole un sentido pedagógico. Tanto el docente actual como el que está en proceso de formación debe aprender y apropiarse de las nuevas tecnologías, de tal manera que pueda descubrir las posibilidades que ofrecen dichas herramientas en el aula, entender que su rol ha cambiado, que no es el poseedor del conocimiento, como antes, sino un facilitador o dinamizador del proceso, que utiliza las herramientas, estrategias y metodologías apropiadas para llegar a sus estudiantes.
Si bien, en muchas ocasiones los docentes reclaman que el estado no les da suficientes recursos educativos para impartir sus clases, así como capacitaciones para mejorar su trabajo en el aula, también es cierto que la presencia de materiales y capacitaciones no garantiza que los docentes cambien la manera de desarrollar su práctica pedagógica. Esto precisamente sucede también con las TIC, pues aunque en la institución educativa hay computadores, internet y a los docentes se les ha capacitado y certificado, puede suceder que aún no se inician procesos significativos en el uso de tales herramientas en el desarrollo curricular.
Para Vesga & Vesga (2012), los docentes en la actual sociedad requieren de dos tipos de premisas básicas: una fuerte capacidad de aprendizaje sobre la que basar la innovación y la capacidad de adaptación rápida a los cambios; y la actualización permanente de los conocimientos. Los docentes aunque han aprendido básicamente a manejar procesadores de texto para editar diverso tipo de información, aún carecen de habilidades de adaptación ante las nuevas tecnologías y los cambios sociales propios de la época.
El gran problema que se puede evidenciar en la actualidad, de parte de los docentes, es el temor al cambio y la actitud negativa hacia las tecnologías en la educación; dejar las prácticas tradicionalistas para entrar en el mundo digital representa un gran trauma en muchos docentes, por lo que el mayor reto de quienes emprenden proyectos para transformar la práctica pedagógica, mediante la incorporación de las TIC en los proceso de enseñanza y aprendizaje, es lograr un cambio de actitud en los docentes.
El conocer las necesidades, actitudes, expectativas y temores, en materia de uso de tecnologías que tienen los docentes de la institución educativa, permite que cuando el estado llegue para ofrecer jornadas de capacitación, se le pueda exigir qué es lo que se necesita, de tal manera que estas jornadas no se conviertan en una pérdida de tiempo y recursos, como ha sucedido en varias ocasiones, porque los docentes aprenden muy poco y no lo llevan a sus aulas.
La incorporación de tecnologías en la enseñanza, requiere de condiciones que le permitan al docente poder llevar a cabo una buena labor educativa. El docente debe mostrar una actitud de cambio y aprender a utilizar las tecnologías con propósitos pedagógicos y la institución educativa debe contar con herramientas tecnológicas y espacios adecuados para su utilización. La clase no debe perder el horizonte planteado, que va dirigido hacia el aprendizaje del estudiante, dejando claro que el objetivo de la clase no es la utilización del recurso, sino el aprendizaje que se pueda obtener con éste. Para lograrlo, es indiscutible, que el docente debe prepararse y romper con el esquema tradicionalista en que se encuentra, aceptando que los cambios son inevitables y que hay que adaptarse a estos para poder sacarles el mejor provecho y cumplir con la labor educadora que se le ha encomendado, teniendo en cuenta la realidad actual.
Autor: Jair de Jesús Acosta Núñez
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REFERENCIAS
Valdivieso, T. (2010). Uso de TIC en la práctica docente de los maestros de educación básica y bachillerato de la ciudad de Loja. Revista electrónica de tecnología educativa, número 33. Recuperado el 23 de octubre de 2013 de http://edutec.rediris.es/Revelec2/Revelec33/pdf/Edutec-e_n33_Salome.pdf
Vesga, L & Vesga, J. (2012). Los docentes frente a la incorporación de las TIC en el escenario escolar. Historia de la Educación Latinoamericana, volumen 14. Recuperado el 23 de octubre de 2013 de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=86926976012